Yo siempre he pensado que la sonrisa más bonita es aquella que sale
cuando todo lo demás se ve perdido, aquella que se ve en medio de la tormenta,
esa que siempre encuentra motivos para salir y que no se esconde pase lo que
pase.
Yo soy de las personas, que cree que la mayor virtud de todo ser
humano, es la sonrisa, independientemente de que sea más o menos llamativa,
independientemente de que tus dientes sean más o menos blancos o estén peor o
mejor colocados. La sonrisa es una de las pocas cosas que, a mi forma de ver,
siguen siendo totalmente puras hoy en día. Da igual que seas más o menos guapo,
alto o bajo, que tengas el pelo claro u oscuro, que sepas bailar, dibujar o
cocinar a la perfección, que tengas un pasado terrible o tu vida se haya
resumido en pisar algodones, porque, al final, si te hacen sonreír, lo vas a
hacer de verdad.
Porque no hay cosa más bonita que ver a una persona sonreír, porque
las sonrisas sinceras son lo mejor del mundo, y son la cosa más bonita que
puede haber, porque podéis estar seguros de una cosa cosa TODA SONRISA, SEA DE QUIEN SEA, ES
PRECIOSA.
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